Ocho trampas de la fotografía callejera
Puede parecer que obtener buenas fotos callejeras es fundamentalmente una cuestión de suerte. Debemos tener en cuenta que, estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado no suele ser suficiente. Las mejores fotos son a menudo el resultado de un esfuerzo constante, que nos permite superar los desafíos que este género conlleva.
La fotografía callejera es bastante popular entre los fotógrafos y existen muchas personas que practican este género. Después de todo, salir a la calle con una cámara no es nada complicado o costoso. El problema es que, dada la avalancha de fotos callejeras, puede ser difícil encontrar tu propio estilo y dejar huella. En parte porque, lo sepan o no, muchos fotógrafos afrontan una serie de problemas típicos durante el camino hacia la imagen que desean. Vamos a echar un vistazo a las cosas que debemos vigilar al hacer fotografías callejeras.
Intentar meterlo todo en una toma
En la calle pasan muchas cosas a la vez. La gente camina de un lado a otro, se detiene, habla, hace vida en ambientes variopinto. Tratar de capturarlo todo en una foto conduce a una imagen caótica y demasiado descriptiva. En tomas de ese tipo, es difícil identificar cuál era el interés del fotógrafo. En lugar de imágenes originales, podemos terminar llenando la tarjeta de instantáneas todas ellas similares.
Es verdad que siembre podemos recortar nuestras fotos más tarde en Zoner Photo Studio, y así eliminar los elementos disuasorios, sin embargo, es mejor pensar de antemano qué es exactamente lo que queremos fotografiar.
Si nos da vergüenza fotografiar en la calle, entonces, el simple hecho de poner la cámara delante de nuestros ojos, será definitivamente un éxito. Pero no debemos tener miedo de dar un paso más e intentar simplificar toda la escena. Concentrémonos en un objeto específico, y omitamos todo lo que no esté relacionado con él. Nuestras fotos serán más interesantes y fáciles de interpretar.
Disparar desde muy lejos
Una cosa que a veces hace que las fotografías callejeras sean demasiado descriptivas y que contengan demasiados estímulos es la lejanía del fotógrafo respecto del objeto.
La famosa cita de Robert Capa «Si tus imágenes no son lo suficientemente buenas, es que no estás lo suficientemente cerca» es quizás un cliché repetido hasta la saciedad, pero aún así sigue teniendo su parte de verdad. Especialmente cuando nos centramos en fotografiar a personas. Las fotos tomadas desde más lejos pueden carecer del calor que aporta el contacto con el público, por lo que parecerán impersonales.
Tendremos que ser un poco valientes y salir de tu zona de confort. Nuestra recompensa serán imágenes con más profundidad, que podrán atraer a la audiencia e incitarla a la acción.
Tomar fotos sólo en los lugares bulliciosos
A pesar de que las calles y las plazas bulliciosas puedan estar llenas de gente y colmadas de eventos, eso no significa que los lugares más tranquilos sean aburridos. La fotografía callejera no tiene por qué limitarse a capturar acontecimientos. Eso supondría constreñirse a una parte de las historias de la calle.
Prueba a capturar la atmósfera de los rincones abandonados, de las calles en las que el tiempo se detiene. A menudo, nos pueden resultar más interesantes que los lugares ocupados. Podemos incluso dejar a la gente fuera de las fotos, tratar de transmitir una historia o una emoción sin que haya personas.
Caminar demasiado rápido
A veces, en la calle, siento que no hay nada que fotografiar y que no veo nada interesante por ninguna parte. Por lo general, después me doy cuenta de que he estado caminando demasiado rápido, haciendo muy pocas paradas y sin mirar a mi alrededor lo suficiente.
Normalmente, todos caminamos de un lugar a otro y con prisa por llegar a nuestro destino. Pero el objetivo de un fotógrafo callejero es cada paso y cada esquina. Por lo tanto, merece la pena reducir la velocidad y buscar cuidadosamente momentos y paisajes dignos de ser capturados. Cuando caminamos rápido, es muy fácil pasarlos por alto.
Indecisión
Pero ser rápido sí merece la pena cuando lo que queremos es decidir si debemos alzar la cámara para acercárnosla a los ojos o no. Si tenemos la más mínima sensación de que vale la pena fotografiar algo, no debemos dudar, debemos presionar el disparador.
A menudo nos sentimos retenidos por miedos innecesarios. ¿Valdrá la pena esta imagen? ¿No pareceré estúpido parado aquí haciendo una foto? ¿No se enfadará conmigo esta persona?
Nuestra foto podría ser inútil, y alguien podría reaccionar desagradablemente. Sin embargo, no hay nada más sencillo que disculparse educadamente y explicar cuál era nuestro objetivo. Poco a poco, aprenderemos a manejar este tipo de situaciones y ganaremos más confianza y preparación.
Y siempre es mejor tomar una foto y tener que borrarla que lamentar haber perdido la toma perfecta.
Disparar sólo a la altura de los ojos
Con el tiempo, las fotos tomadas directamente al nivel de los ojos pueden volverse aburridas debido a que este tipo de perspectiva es la más común. Si nos agachamos y probamos otros ángulos, podremos adquirir una vista completamente diferente e interesante de los objetos que estamos fotografiando.
Podemos intentar colocar nuestra cámara en el suelo o subir a un lugar alto y fotografiar desde arriba. De esta forma, ofreceremos al espectador una vista que está oculta a los transeúntes ordinarios.
Olvidarse del entorno
En general, cuanto más tiempo permanecemos en un sitio determinado, menos atractivo nos resultará. En ese caso, no es de extrañar que dejemos de percibir incluso los elementos únicos del lugar.
La sensación de que hay mejores imágenes esperándote en otro país, o en alguna gran ciudad lejos de nuestro hogar es algo lógico, de verdad. En lugares como esos, estamos más alerta, nos fascina todo y la fotografía es más fácil.
Pero sería una pena no intentar sacar el máximo provecho de nuestro entorno cercano también. Incluso si la conocemos como la palma de la mano, podemos tomar fotos interesantes de nuestra ciudad natal también, basta con probar y observar con un poco más de cuidado. Aunque pueda ser un lugar aburrido para nosotros, no tiene por qué ser así para nuestro público.
Sucumbir a los clichés e imitar fotos famosas
Es bueno admirar a los otros fotógrafos y tomar inspiración de los famosos. Sin embargo, repetir ciertos temas crea un cliché, y las imitaciones nunca serán tan interesantes como lo que intentemos expresar nosotros mismos.
Aunque a veces parezca que no hay nada nuevo que inventar en la fotografía callejera y que los temas son siempre los mismos, siempre es posible dar con un enfoque original. La fotografía callejera puede ser más variada de lo que parece. Y sería una pena ponernos límites basados en los cánones de lo “auténtico”, a menudo repetidos hasta la saciedad.
En definitiva, está bien seguir las páginas, blogs o grupos dedicados a la fotografía callejera en Facebook e Instagram, así como leer libros sobre el tema. Eso nos dará una idea más completa sobre cómo abordar este género. Asimismo, aprenderemos a identificar los elementos que están ya muy manidos.
No importa si nos acabamos de iniciar en la fotografía callejera o si llevamos practicándola mucho tiempo, deberemos mantener la mente y los ojos abiertos, y no tener miedo de salir de nuestra zona de confort. Eso siempre nos dará un impulso para acercarnos un poco más a unos resultados bonitos que nos harán disfrutar de la fotografía.