Bases de la composición en la fotografía de paisaje
A lo mejor lo conoces – estás de pie en un paisaje y tienes delante una imagen maravillosa. Pero luego presionas el gatillo y las fotos no se parecen en nada a la belleza delante de tus ojos. ¿Por qué es así? La culpa la puede tener también una composición incorrecta. Déjate inspirar por los consejos y las fotos en este artículo.
Las reglas de composición para la fotografía de paisaje son parecidas a las reglas de composición de otros estilos. Pero no está de más resumirlas junto con unos ejemplos concretos, vamos a ello.
Horizonte en el tercio de la altura
Si está enfocado el horizonte, lo normal en el paisaje, es conveniente colocarlo de tal manera que atraviese la fotografía en un tercio o en dos tercios de la altura.
En otras palabras, no es bueno que el horizonte quede en el medio de la foto, debería estar desplazado hacia arriba o hacia abajo, según lo interesante que te resulte la parte encima del horizonte o debajo de él. Algunas escenas permiten varias opciones, así que vale la pena sacar varias imágenes y en casa elegir la mejor.
A veces las circunstancias te obligan tener el horizonte en el medio. Por lo general, esto se debe a otros elementos visuales. Por ejemplo, si el castillo estuviera más cerca, con lo que sería más grande, es más importante tenerlo entero en la imagen que tener bien posicionado el horizonte. La regla del horizonte se puede incumplir, pero no debería ser así en todas las fotos.
Coloca los elementos en la sección dorada
Normalmente no sacas una foto genérica del paisaje a tu alrededor, sino a algo llamativo, sea una iglesia solitaria, una montaña majestuosa o un árbol interesante. Una vez más, el objeto principal no debería estar colocado en el medio, sino desplazado hacia alguna de las esquinas. Esta solución se conoce como la regla áurea o para simplificarlo, la regla de los tercios, según la cual podemos dividir la imagen en tercios verticales y horizontales, y donde surgen las intersecciones deberíamos colocar los elementos importantes. En el siguiente diagrama las respectivas posiciones están marcadas con números.
En la práctica la regla de los tercios resulta ser como en la siguiente imagen. La piedra de abajo está más o menos allí, donde se cruzan ahora las líneas imaginarias.
De forma parecida también se pueden colocar los elementos de fondo, en este caso el Sol.
En el anterior ejemplo he sido más extremo con la colocación, con lo que el Sol y el horizonte quedaron cerca de la margen del plano. Sin embargo, no es un problema importante, esto más bien demuestra, que incluso los tercios no deben tomarse al pie de la letra e incluso los elementos fuera de las intersecciones exactas no deberían asustarte.
Encuadre del paisaje
Si el objeto principal de la imagen está situado a lo lejos, es aconsejable complementarlo con algo. Y este es el momento para el encuadre. Basta con retroceder unos pocos metros y conseguir que en el plano entre también una parte de lo que te rodea, en la naturaleza suelen ser los árboles. En el ejemplo más abajo he complementado una imagen de mar, bastante estática y un poco aburrida.
Si encuentras restos de construcciones humanas, también puedes usarlas. Por ejemplo, en esta imagen las ruinas del castillo forman un encuadre perfecto para el paisaje:
Las líneas guían la mirada en la foto
Todas las líneas son un elemento muy importante en el paisaje que, por lo demás, tiene una disposición al azar. Desde el punto de vista fotográfico resultan interesantes los ríos, los caminos, los surcos en el campo, las laderas de montañas equilibradas o cualquier objeto geométrico que te encuentras.
Típicamente encontrarás también un tercer tipo de las líneas de guía. El primer tipo son las líneas en S. Están compuestas por dos o más vueltas y si parten del borde de la fotografía, lo que es muy común, guían la mirada del espectador desde el borde hasta el final de la línea.
De otro tipo son las líneas convergentes que generalmente se extienden hasta el horizonte. Su convergencia, y de este modo también su efecto, los potencia una lente de gran ángulo. Al igual que en el caso anterior, el espectador las sigue automáticamente y su mirada se desliza hasta su intersección.
Y si tenemos suerte, nos encontramos también con las líneas diagonales. El ejemplo más abajo muestra un caso extremo, sin embargo, en Moravia (la República Checa), puedes verlo con frecuencia. Por ejemplo, aquí ofrecemos una vista desde las colinas de Pálava.
Reflejo sobre la superficie del agua
Si te encuentras con la superficie del agua, mira si no refleja algo interesante. A menudo el agua es demasiado brava y no sirve para fotografiar su reflejo, pero si tienes suerte podrás hacer una foto que tendrá algo extra.
Las fotos con los reflejos en la superficie del agua a menudo rompen con la primera regla sobre el horizonte en el primer tercio de la altura. Este, en muchos casos se coloca en el centro, con lo que destaca la simetría, ya que ambas mitades de la foto, la superior y la inferior, son muy parecidas.
Combina y experimenta
A cada una de las reglas aquí se le dedica un apartado, pero esto no significa que sean mutuamente excluyentes. Por ejemplo, la última imagen del reflejo en la superficie del agua se puede combinar fácilmente con el encuadre, con lo que conseguimos un plano diferente.
Intenta experimentar. En la siguiente excursión puedes elegir una de las reglas e ir probándola durante el viaje. Así llegarás a dominar la regla y de manera parecida puedes llegar a dominar las otras y luego empezar a combinarlas. ¡Seguramente lo verás como un ejercicio fotográfico muy divertido!