Cada fuente de luz tiene su propia temperatura. Hay una gran diferencia entre el sol y una bombilla incandescente. El ojo humano y el cerebro pueden coordinarse automáticamente para convencernos de que los blancos son blancos bajo todas las luces, pero a una cámara hay que hacérselo saber. ¿Cómo?

En circunstancias normales, la configuración automática del balance de blancos de una cámara (corrección de la temperatura del color) proporciona colores perfectamente equilibrados. Pero a veces parecen «apagados», y en lugar de colores equilibrados, vemos una imagen con tonos tenues. Esto es más común en los días nublados, con una luz solar débil y en imágenes con múltiples fuentes de iluminación (como las que mezclan iluminación incandescente y fluorescente).

Cuando el balance de blancos es importante

No necesitamos preocuparnos por la configuración del balance de blancos cuando estamos almacenando nuestras fotos en RAW. Eso se debe al hecho de que no necesitamos establecer el balance de blancos para las imágenes RAW hasta que las estemos editando en nuestro ordenador. Esta conversión no produce pérdidas. Sin embargo, cuando fotografiamos en JPEG, cualquier cambio que realicemos para corregir el balance de blancos producirá un cierto daño a la imagen, debido a la propia arquitectura del formato JPEG. Por este motivo, tal vez no valga la pena el esfuerzo de editarlas. Asimismo, hay que tener en cuenta que corregir el balance de blancos en un ordenador es una tarea que lleva tiempo.

Dónde buscar y qué buscar

En el menú de la cámara, deberemos buscar el elemento marcado como Balance de blancos (white balance o WB). La mayoría de las cámaras tienen disponibles varias configuraciones previas de balance de blancos. Por lo general, estos incluyen: soleado, nublado, sombra, incandescente, fluorescente, flash, y tal vez algunas subcategorías. Por lo general, se muestran por medio de iconos (un sol, una nube, etc.).

Las cámaras avanzadas también nos permiten establecer una temperatura del color e introducirla directamente en grados Kelvin. Las situaciones de iluminación típicas tienen su propia temperatura en Kelvin; por ejemplo, un día soleado es de aproximadamente 5500 K, mientras que los días nublados superarán los 6000 K. Pero cuando estamos introduciéndonos en el mundo de la fotografía, no es necesario introducir estos valores a mano. Podemos usar las configuraciones previas mencionadas anteriormente.

Debemos prestar especial atención cuando caminemos pasando de una zona con sol a otra a la sombra o viceversa. Siempre deberemos verificar los resultados en la pantalla de la cámara y cambiar el balance de blancos de inmediato si resulta necesario.

A continuación, presentamos algunos ejemplos de configuraciones de balance de blancos buenas y malas:

Rescatarlo en el ordenador

¿Nos hemos equivocado? Intentemos algo antes de tirar la toalla. Tratemos de arreglar la foto en un software como Zoner Photo Studio, que tiene una función específica para reparar los errores relativos al balance de blancos.

Para verlo mejor, utilizaremos el ejemplo anterior, en el que accidentalmente dejamos la cámara en Nublado. En el módulo Administrador, haremos clic en la imagen con que tiene el balance de blancos mal ajustado y luego cambiaremos al módulo Desarrollar, de manera que podamos hacer estos cambios con la opción de poder volver siempre al estado original.

El módulo Desarrollar nos ofrece dos opciones principales para corregir el balance de blancos: la corrección haciendo clic con un cuentagotas en un color neutro, y la corrección configurando las temperaturas de iluminación anteriores y nuevas mediante dos controles deslizantes.

Esta imagen es un poco más difícil de equilibrar que la mayoría, porque la nubosidad ha absorbido el color. Entonces, para equilibrarla, haremos clic con el cuentagotas en un punto que debería ser de color gris neutro y haremos algunos cambios con los controles deslizantes de Colores. Bajamos el Tono a -5 y aumentamos la Vibrancia hasta 150.

Una vez que hayamos terminado, haremos clic en Exportar, así crearemos un nuevo archivo que contendrá nuestra imagen modificada.

¿Cómo dices que lo hicimos?

Listo o no, allá voy

Incluso si no hemos ido preparados para las condiciones de iluminación de una salida fotográfica, hay una forma de asegurarnos de que nuestras imágenes finales sigan teniendo un buen aspecto. Si necesitamos resolver la situación en un ordenador, usaremos los consejos anteriores, ¡y así, nunca nadie sabrá que cometimos un error!